Esteban Donoso

He vagado por la tierra durante los últimos 15 años. He aprendido mucho, algo que he aprendido es que la danza no es una, como el cuerpo nunca es uno. Siento una fascinación por cómo se entreveran e intersectan el cuerpo, el movimiento, las palabras, los lugares y el tiempo; como se definen y constituyen mutuamente. Para mí, las danzas son (o pueden ser) un tejido conectivo y relacional, una manera de re-crear el cómo estamos aquí, ahora con los otros. A pesar de operar en un tiempo presente, hay una temporalidad misteriosa en el hecho de moverse –y más específicamente, en el hecho de ensayar moverse-: sucede en espiral, re-creando su propio pasado todo el tiempo, como si hiciera varias versiones de lo que habrá sido.

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