Retrato de perfil. Mira en diagonal, hacia lo lejos.

Irina Pontón

Desde niña experimenté el movimiento. Me movía mucho, como una forma de reparar el sentirme separada y aislada del mundo. Moverme y experimentar mi cuerpo siempre me hizo sentir que existo, que me hábito; y es desde donde me busco e intento entender la vida. La experiencia del cuerpo es el camino que he recorrido a lo largo del tiempo con pasión y curiosidad por conocer y abrirme a otras dimensiones de mí misma. La danza es ese espacio abierto a lo posible, al misterio, a lo que puede aparecer; donde la vida acontece, donde puedo permitirme ser libre para hacerme y deshacerme en un constante desaprender y desde donde, en instantes, puede bailar mi identidad real, aquella que nunca será domesticada.

error: Contenido protegido