Laura Alvear Molina

El aire me acompañó desde niña, en mis juegos infantiles podía levitar, era como estar libre de la densidad de la tierra. Este aire que habitaba en mis entrañas, hacía que mi alma quisiera volar, mis pies solían despegarse de la tierra y transitaban el espacio que quedaba entre las gradas y el patio en el jardín de mi casa. Ahí aterrizaba luego de planear, habiéndome liberado del peso de mi cuerpo por un instante. Mi espíritu y mi cuerpo deseaban recorrer el espacio dibujando figuras de hadas y mariposas. Siempre estaba sola y entre sueños y realidad, ese aire hizo que recorriera largos senderos encontrando la razón de mi existencia; la danza. El lápiz y papel para escribir era algo que me fascinaba, aunque no supiera escribir, me producía una profunda emoción ver plasmadas las bombitas y los palitos que algún día se convertirían en letras y luego en  palabras. Ahora escribo con los cuerpos entre el aire, la tierra y el papel para crear realidades de mi vida y de la vida de los otros, de nosotros.

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