Santiago Harris Hermida

¿Qué es para mí bailar?

Comunicarme. Dejar suceder un contacto entre algunas partes de mí y los otros seres del mundo. Es ser naturaleza, reconocerla, vivirla, compartirla. Jugar con movimientos voluntarios e involuntarios y descubrir la impermanencia de la quietud. Encontrar complicidad y formas de entendimiento que son imposibles desde lo verbal. Vivir lo indescriptible. Es perderme del Yo, del pensamiento racional, de las definiciones, críticas o juzgamientos, encontrando esas mutantes partes de mi Ser que se ocupan en el flujo de la interacción instantánea e irrepetible del presente.

¿Enseño lo que bailo?

Genero espacios y tiempos para compartir, instigar, contagiar algunas acciones e ideas que me mueven: el asombro de sentir la naturaleza, el misterio del presente, ser animales instintivos, divinos, creativos, hojas al viento, olas, fuego, espirales. Ser con y a través del otro, existir en la gratitud, comunicar la auténtica simpleza. Enseñar (cuando soy profe de Contacto Improvisación) es, para mí, aprender juntos a canalizar el Ser de cada uno, aprender a entrar en sintonía con un flujo que aparece con la complicidad, con el placer del juego, creando un contenedor que alimente lo tangible de la confianza. 

¿Cómo aprendo?

Gracias al error. Aprendo cuando entro en la confianza de perder, de no hacerlo bien, de intentarlo otra vez desde la incertidumbre. Aprendo cuando acepto mi idiotez y emerge una esperanza terca de seguir probando, copiando, preguntando, observando. Sintiendo la presencia, afinando la atención una y otra vez, presentando lo nuevo a lo ya conocido a ver si se genera un sentido. Aprendo acoplando o separando relaciones entre las sensaciones, imágenes, comportamientos, afectos y significados de mi experiencia. 

Villa Serrana – Uruguay, 2020

Santiago Harris

 

 

Foto: Mauricio Rodríguez

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