Una tela de araña abierta nos acoge,
nos encontramos curiosas, atentas, dialogantes
con un profundo deseo de ser escuchadas y escuchar.
Se hacen eco en nuestras fibras sus palabras,
sus sentidos significando(nos),
esas preguntas abiertas que como lianas se entrecruzan
a veces naciendo en torrentes de emoción.
Cada pasaje de una historia dialoga.
Sí, somos cuerpos, territorios sensibles, engendrando sentidos y afectos al enseñar danza,
recibiendo-nos en la palabra que hace confianza.