¿Cada persona tiene una manera propia y particular de moverse, de aprender y por tanto, también de enseñar? ¿Formar es transmitir? A veces, en una clase se reciben indicaciones muy precisas, porque quien enseña especifica los motores del movimiento, nombrando las partes del cuerpo que se involucran y las relaciones que se despiertan -pero no siempre-. A veces, quien enseña tiene una calidad, un ritmo, un movimiento que respira y lo transmite con precisión, también con gozo -pero no siempre-. A veces quien enseña mira, observa, contempla, escucha, se interesa en la persona-alumnx, le acompaña -pero no siempre-. Por momentos quien enseña toca con su palabra el cuerpo de quien aprende. Hacerlo es una cosa, bailarlo es otra. Entonces no sólo se trata de indicar, marcar, imitar, repetir, exigir, perseguir una forma, lograr habilidades…
¿De qué se trata entonces?