Anotaciones sobre una clase de Omar Aguirre
Sentir y descubrir

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Imaginen que son una huella en la arena. Que el trabajo no sea muscular sino articular; es decir, huesos y no sólo músculos. Usa la mano para dejar que la espalda se mueva hacia el centro del cuerpo y luego hacia el costado, déjate ir hacia el lado del cuerpo. Te jala el torso. Activa la mano acariciando, se activan los dedos por arriba para que se active toda la mano y todo el cuerpo. Jalas la punta de los pies y llevas la pierna hacia el lado y dejas que todo el torso se deje llevar. Esto de ida y de regreso, sin retener la respiración. Ahora vamos a utilizar la paralela y seguimos trabajando con articulaciones. Mírenlo para que lo vayan chequeando. Omar muestra un movimiento de piernas, flexionando rodillas, va hacia el borde interno y borde externo, sube brazos  al mismo tiempo.

Luego propone un movimiento de estrella:

En posición de estrella voy a la posición redonda desde el centro hacia el costado; cierra, inhala y exhala. Luego lo otro, es alargar y guardar, plegar y desplegar o comprimir y expandir. Apoya la mano, que hace un círculo y se levanta. Es como el sonido que estoy generando, el sonido de la voz está expresando el movimiento chiquito y grande, expandimos y plegamos. Que el cuerpo esté activo y presente.

¿Qué es estar presente, atento a lo que viene? Lo tienen que sentir y descubrir.

Balancea la columna vertebral de atrás para adelante, relaja las articulaciones de las rodillas, coloca los pies hacia atrás. Abre segunda y cede el peso hacia delante para dejar que caiga. Mantén un ritmo lento, pausado, regresa despacio, es un trabajo individual, durante todo el tiempo en cualquier momento, a cada instante del día de la semana. En posición abierta y paralela, las segundas en diagonal y las paralelas en cruz hasta donde mis manos pueden llegar ¿Hasta dónde puedo llegar? Que las ingles se aflojen, peso del pecho a las rodillas.

Posición al costado, piernas recogidas y rodillas flexionadas. La pierna va hacia delante y hacia atrás, sin retener el movimiento continuo. Hago presión sobre la cabeza y el brazo y luego sobre la cadera. Luego lo mismo levantando la cadera. El regreso es delicado y lento.  Enrolla cabeza y cervicales. Posición feto, enrollado.

Observación: Omar propone algo que surge de lo que han hecho, construye una frase con los movimientos propuestos. Lo muestra y dice –primero míralo y después lo adaptas a tu cuerpo-. Explica dando referencias mecánicas del movimiento. Nociones de movimiento, de espacio y direcciones. La música acompaña, hace un trabajo específico con ella. Relación música, palabra, movimiento que él llama: palabra, música, acción.

Continuación de la clase:

Al pararse, empuja el piso con la planta de los pies, isquiones al techo, desenrolla,  saca la cabeza, barbilla afuera.

En el espacio: caminatas, direcciones y acentos. Caminar es avanzar con tu centro, más decidido, la mirada bien activa, es saber dónde voy a ir… bailar es caminar con tu centro, habitar el espacio, relacionarse con otrxs. Pide atención a la mirada, dónde miras, si es al piso es porque lo has decidido.

Omar Aguirre se entrena con los alumnos. Cuando los alumnos presentan su improvisación él mira; cada persona es importante para él. Los bailarines se transforman, él se pregunta: ¿Cómo aprendí? y ?¿Cómo puedo enseñar? Él no mira demasiado para que cada uno pueda describir. Trata de tener mucho ojo en las necesidades de las personas. No es muy programador; improvisa. Al principio, la clase tiene su base en la técnica, luego muta. Él está muy atento a lo que hace y dice cada persona. Entrega herramientas de improvisación. Tiene múltiples maneras de llevar las clases, desde su forma de concebir su danza y el habitar de su cuerpo; su cuerpo en el mundo. Hay todo un mundo simbólico. No encuentra sentido en una forma espectacular de movimiento.

Fin de clase

 

Por Gabriela Paredes y Paulina Peñaherrera, junio de 2020.

ECOS

Milena Baque Sánchez, estudiante de la carrera creación teatral en la Universidad de las Artes.

Fuera de la universidad tomo clases con Omar Aguirre de danza contemporánea. Podría definir sus clases como disparadores de imaginación ya que el trabajo con el cuerpo siempre lo aborda desde imágenes interesantes que me permiten acercarme a unas cualidades diferentes de las habituales.

 

Alfonsina Punín

Omar se enfoca en la improvisación en la danza. En sus clases se aborda el movimiento desde varias aristas: los motores del cuerpo, el inicio y final del movimiento, mutar partes del cuerpo, entre otros. Explora el movimiento a partir del juego, desde sensaciones o imágenes específicas. «¿Cómo se mueve el cuerpo si las tripas son plomo o si la cabeza es agua?” Estas herramientas y ejercicios me han ayudado a desarrollar el lenguaje de mi cuerpo. He aprendido a escuchar a mi cuerpo, al de los compañeros y al entorno.

 

Jesus Otero

Sus clases siempre buscan ir más allá del movimiento, con una mirada profunda del cuerpo y poder percibir bien las nuevas sensaciones y experiencias que encontramos.

Son clases interesantes, movemos el cuerpo siempre buscando un sentido y un por qué.

 

Viviana Sanchez. Mi sensación de bailar

Hace mucho tiempo que no había habitado la imaginabilidad de un movimiento, de una sensación del movimiento en mi cuerpo, sin duda alguna, esa es la experiencia más maravillosa que Omar pudo brindar a mi ser con esa clase.

La imaginabilidad habita el ser, en realidad lo había dejado de lado. Cada respiración se convirtió en la clase en círculos que incluso poseían colores: rojo, lila, azul, verde; cada color se convertía en sensaciones térmicas. En el piso llegué a percibir mareo.

Al principio, se me hizo difícil entrar en la sintonía y en la capacidad de imaginar el piso de la alfombra, los sonidos exteriores, la presencia de papá en casa y que miraba qué hacía acostada en el piso. Por lo tanto, intenté aislar mis sentidos para trabajar; algo que no sucedió y era casi imposible. Además necesitaba relacionarme a través de ese pequeño aparato que es el teléfono, entonces necesitaba abrir los sentidos al exterior y no cerrarlos.

Entonces, fue ahí que sucedió una especie de escucha selectiva. Todo lo exterior formó parte del momento pero se instaló en mí una necesidad de seguir la voz que parecía salir de mi inconsciente. Seguro, éstas no son las mejores condiciones para trabajar, extraño la sala de clase; sin embargo, sí fue una clase que me condujo a un trabajo profundamente interno. Cuando me levanté, mi cuerpo estaba tibio, en una conexión con la voz guía y listo para mover mi parte física. Por eso y los círculos que trabajamos, que ahora habitan en mí, ¡muchas gracias Omar!

 

 

Omar Aguirre

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