La observación y posterior imitación es nuestra primera forma de aprender a caminar, correr, hablar y todas las micro acciones que conforman nuestro existir. Aprender a bailar va mucho más allá que optar una forma, entendiendo que todo está en constante vibración y movimiento, podríamos decir que aprendemos desde la observación de lo que nos rodea, de lo que contiene nuestro cuerpo, desde la experimentación y la incertidumbre del movimiento, desde esa consigna que abre un camino a seguir, en donde se cruza el conocimiento y se permite ser tomado, destrozado y renovado.